Tomar decisiones, es quizás una de las funciones más importantes de quien ejerce algún tipo de cargo de dirección, más aun si lleva aparejada cierta responsabilidad sobre otras personas.
Sin embargo, en algunas ocasiones, he tenido que hacer reaccionar a algún jefe de Unidad, para que hiciese precisamente esto, tomar decisiones.
Incluso, en alguna ocasión, he observado comportamientos completamente impropios de quien ostente una posición jerárquica de poder, sobre otros. Todo ello con el fin de evitar, de una u otra manera, la tesitura de tener que tomar decisiones.
Por supuesto, no dudé ni un segundo en corregir estas situaciones, motivando a estos jefes de equipo, o dando un toque de atención, si finalmente la situación lo requería.
Aquí van un par de actitudes que, al menos según mi parecer, son veneno puro para cualquier equipo.
No tomar decisiones – pasividad “absoluta”.
Esta pasividad se traduce en un jefe totalmente nulo, que se siente sobrepasado por la situación y no toma ninguna decisión. Básicamente, su equipo queda a la deriva productiva, merced al curso de los acontecimientos.
Esto puede ocurrir por varios motivos, por falta de motivación o por falta de preparación, también por falta de autoconfianza en las capacidades.
Con esta actitud, lo único que se consigue es empeorar la situación.
Falta de liderazgo en el equipo.
“No le temo a un ejército de leones si son guiados por un cordero. Temo un ejército de ovejas si son liderados por un león”
Alejandro Magno nos resume así una de las esencias del liderazgo. En ocasiones, gracias a un buen líder, un equipo bien cohesionado formado por personas menos capacitadas, rinde mejor que otro formado por personal experto.
La falta de liderazgo se traduce en un vacío de poder, que en el mejor de los casos, será suplido por algún componente del equipo que se erija en líder informal, tratando de hacer frente a esta situación. Lógicamente, también puede ocurrir que el nadie desee sobresalir sobre los demás.
En cualquier caso, la posición de este jefe de equipo, quedaría muy comprometida ante su personal, y ante sus jefes. Lo normal, es que pierda el poco prestigio y respeto que le quedase.
Nada cambia.
“Lo más absurdo del ser humano es querer que una cosa cambie y seguir haciendo lo mismo”
Esta frase de Albert Einstein, guarda una gran verdad, e implica que al menos hacemos algo por remediar la situación, aunque sea lo mismo. ¿No será mucho peor no hacer nada?
Dirigir una empresa o una organización, un equipo o grupo de trabajo, incluso liderar un proyecto unipersonal, requiere tomar decisiones, elegir entre las distintas opciones que se nos presentan, incluso en periodos de bonanza y calma.
El no decidir equivale a paralizar todo, como poco, a alargar de forma innecesaria los tiempos que requiere la realización de una operación.
No tomar decisiones – “delegando”.
Entiendo por delegación mal entendida, el hecho de delegar la tarea en un subordinado, y considerar que con ello le pasa el “marrón” en caso de que la cosa se tuerza.
Aunque en este caso, el jefe se ha decidido por poner a alguien al frente del equipo, o del proyecto, considero muy poco ético desentenderse de todo. Imagina lo que pienso del jefe que descarga sus responsabilidades, sobre los hombros de sus subordinados.
En otros casos, el jefe pone como excusa que la persona en quien delegó, no desempeñó su cometido de forma correcta, por lo que la responsabilidad es compartida.
En cualquier caso, mi respuesta siempre es la misma. Se delega la tarea, no la responsabilidad. Como poco, es el responsable de haber puesto a esa persona al frente.
De todas formas, y esta es también mi opinión, dice muy poco de quien dirige o lidera que, ante un contratiempo o una bronca por parte de los superiores, utilice a sus subordinados como muro de contención. Lo más correcto es asumir nuestras responsabilidades como jefes.
Ya trataremos posteriormente el asunto con nuestros subordinados, y será en ese momento en el que debamos hablar con ellos, y transmitirles nuestra percepción de la forma en que realizó su tarea.
Tu también puedes aportar. Escaquearse a la hora de tomar decisiones, pasando la pelota a otro, o simplemente pasando de todo. Si has vivido situaciones del estilo ¿Tomaste una decisión, y le diste una solución?
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