En el día de hoy, se han dado una serie de circunstancias, algunas quizás nutridas por mí mismo, dando como resultado lo que para muchos sería un mal día.
Como suele ocurrir en estos casos, mi familia, y especialmente mujer, se convierte en un pilar fundamental de mi vida. La importancia de la familia es evidente en estos casos, pero tampoco podemos olvidarnos de la importancia de la familia en los buenos momentos.
Hay miles de motivos por los que mi mujer es una parte fundamental del mucho o poco éxito que haya podido tener en esta vida.
Lo que viene a continuación es tan solo una pequeña parte de lo que me aporta.
Me escucha.
A veces, lo único que queremos es poder decir todo aquello que hemos callado, por los motivos que sea.
Todos necesitamos desahogarnos, contarle a alguien los motivos de nuestra frustración. Necesitamos a alguien se interese por nosotros, y por nuestros problemas, de forma sincera.
En muchas ocasiones, ni siquiera es necesario que diga nada. Lo importante es que está, que sabemos que alguien estará.
¿Quién está ahí escuchándote, con su mano en tu hombro, cuando tienes un problema?
Me da fuerzas.
Los días que llego a casa abatido, frustrado, o simplemente agotado, ella está ahí para darme alguna palabra de aliento.
Me recuerda que anteriormente hubo otros días similares que fueron olvidados, como también lo será éste.
Me recuerda que aquel problema que ya pasado, no es tan importante hoy, como tampoco lo será éste el día de mañana.
¿Quién te da un abrazo, o te reconforta con alguna palabra, cuando tienes un mal día?
Me da esperanza.
Una imagen de lo que está por venir, puede ser algo muy gratificante y motivador. Esa visión, de lo que puede ser tu futuro, es como un balón de oxígeno.
Para mi ese oxígeno es mi mujer. Me hace recordar que otros días malos quedaron atrás, al igual que quedará éste.
Me muestra que, por delante, aún quedan muchos días, con nuevos y excitantes desafíos para superar.
¿Quién te hace ver que, a la oscuridad de la noche, siempre le sigue un hermoso amanecer?
Me acompaña.
Todos, en menor o mayor medida, deseamos tener a alguien que nos acompañe en nuestro camino. Podemos compartir nuestros éxitos y las dificultades son más llevaderas.
Lo mejor de todo es que, cuando mi mujer me muestra ese amanecer, todo ese camino lleno de retos, ella está junto a mí.
Sé que, por muy mal que se pongan las cosas, ella siempre estará ahí. A veces tan sólo es necesaria una mirada para sentirte acompañado.
¿Quién va contigo de la mano cuando el camino es bueno, y también cuando es abrupto?
Me hace crecer.
Todos necesitamos alguien que nos impulse a mejorar, en nuestra profesión, como persona, o en ambos aspectos. Un mentor, un amigo, un familiar, eso es lo de menos, lo importante es crecer.
En mi caso creo tener la inmensa fortuna de disponer de varias personas así, en el plano laboral, y en el plano personal.
Sin embargo, mi mujer ha sido la persona que más me ha estimulado para mejorar. Ella me ha ayudado a derribar el muro que me impedía ver lo grandioso que puede ser el mundo. Me ha impulsado a explorar nuevos horizontes donde utilizar todo mi potencial, a asombrarme a mi mismo cada día, aprendiendo cosas nuevas.
¿Quién te abre nuevas puertas y te muestra caminos, dando a tu mundo más amplitud de miras?
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[…] La importancia de la familia y amigos, en nuestras vidas, es incuestionable. Especialmente en los momentos en que necesitamos a alguien a nuestro lado. […]