Hay quien piensa que el talento y la inteligencia es algo inherente a la persona. Hay quien tiene y quien no.
El quid de la cuestión es el siguiente. Si estás en el segundo grupo,
Carol Dweck se atreve a desafiar esa vía de pensamiento inmovilista.
Muestra alternativas y ejemplos de lo conseguido al promover lo que ella conoce como mentalidad de desarrollo.
El poder del todavía.
Realmente, hay un abismo entre recibir una calificación de suspenso, y ser clasificado como un «perdedor».
Un «todavía no«, como diciéndote «aun te falta un poco, pero esto aun no a acabado, si te esfuerzas sólo un poco todavía puedes darle la vuelta a esto«.
Algunas personas se crecen ante los problemas y las dificultades, aunque parezcan superarles.
Ven los retos sin prejuicios, lo ven como un desafío del que pueden extraer experiencias y aprendizaje.
Aunque en el proceso se cometan errores y se falle.
Lo importante es no caer en el mayor error de todos.
Hundirse en la desesperación por creer que quienes nos rodean son superiores a nosotros.
Que no estamos a la altura del desafío.
Eso sólo nos empuja a huir de los problemas y a experimentar sentimientos de frustración y resentimiento.
Hacia quién? Pues hacia esas personas que en la mayoría de las ocasiones se consideran personas normales. Pero que cuando caen, se levantan, se sacuden el polvo y vuelve a la carga.
Aun así, si has caído en ese pozo, nunca es demasiado tarde, aun puedes salir.
Recompensando el desarrollo.
Recompensar la sabiduría, el enfoque dado a la resolución de los problemas, la perseverancia, el esfuerzo y los progresos mostrados. Hay que conseguir que sean persistentes en sus ansias de aprender.
Poner el proceso de aprendizaje, su evolución, por encima del resultado.
No suena tan mal como a alguno le pueda parecer, ¿piensas que lo importante es valorar el resultado, y que todo lo demás no son más que patrañas?
Si es así yo tengo una pregunta, ¿cómo sabes que el resultado será sostenible en el tiempo?¿que proviene de un ejercicio reflexión personal?¿que esa persona realmente sabe cómo y porqué ha alcanzado ese resultado?
Clases de física en el instituto.
Toda esta historia me ha recordado como transcurrían mis clases de física hará ya más de 20 años, y posteriormente los exámenes.
El profesor prestaba mucha atención a explicarnos el porqué de las formulas, no le bastaba con enseñarnos la Teoría de la Gravedad, por ejemplo.
Su objetivo como profesor era que, a la hora de enfrentarnos a un problema de física, supiésemos cual había sido el proceso que aquella gran mente había seguido para llegar a esa fórmula, que encerraba una de las maravillas de la física.
Posteriormente, en el examen, valoraba tanto el resultado como el proceso, dando siempre un mayor peso absoluto a este último.
Así con todas y cada una de las teorías que en un año pudo desarrollar.
Para mí fue uno de los profesores que marcó mi vida, y más de 20 años después aun recuerdo sus clases.
Mentalidad de desarrollo = Igualdad.
Nuestros propios prejuicios nos hacen ver un mundo en monocromo. Desplazan y alejan de nosotros un mundo lleno de color.
El desarrollo intelectual y cultural, el tener acceso a mejores sistemas educativos que utilicen las técnicas más avanzadas para proveer a la persona de conocimiento y capacidades, aporta oportunidades de futuro.
El disponer de un mayor abanico de oportunidades facilita la igualdad.
Es la maldita mentalidad fija la que nos impide ver esto, es la que nos hace asumir que los pobres y clases desfavorecidas están condenadas.
Lo son porque no valen para otra cosa. Podemos intentar darles oportunidades, pero al final la «cagaran», es inevitable.
La educación y la cultura es la mejor vía de facilitar la igualdad social.
A mí personalmente me ha encantado ver como Carol Dweck mostraba ejemplos de esto, de cómo existen maneras de darles una oportunidad, y de poner en mismo plano de igualdad a ricos, clases medias y pobres.
Esfuerzo y dificultad se han redefinido.
Volvemos a lo mismo, cuando necesitamos emplear esfuerzo mayor al habitual para alcanzar un objetivo, que se nos antoja especialmente difícil, tendemos a desmoralizarnos en vez de tomarlo como un gran reto.
Los grandes retos son difíciles, de lo contrario dejarían de llamarse retos y pasarían a ser lo habitual.
Todos en un momento u otro podemos sentir que somos unos catetos, eso no tiene porque ser malo. Sólo hay que enfocarlo como un reto, como la aventura de descubrir algo nuevo.
Es algo que aun es desconocido para nosotros, lo que no significa que no lo podamos llegar a conocer.
Que el resto dispongan de auriculares en el tren no ha de hacernos sentir inferiores, ha de impulsarnos a preguntar donde conseguir esos auriculares.
Tanto si te ha gustado el video de Carol y eres de los que piensa que el proceso de apredizaje es tanto o más importante que los resultados obtenidos, como si eres de los que piensa lo contrario, espero tus comentarios.
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