En ocasiones tenemos muy claro que es lo que debemos hacer, aunque carezcamos de datos que avalen nuestra decisión desde una perspectiva racional. En esos casos estás utilizando el pensamiento intuitivo.
De donde viene la intuición.
Unas personas son más intuitivas que otras, o como mínimo tienen menos reparos en tomar decisiones basándose en ese pensamiento intuitivo. Si tomamos decisiones en base a nuestra intuición, no tendremos garantías suficientes de que algo vaya a terminar como deseamos.
Evidentemente, ese ser racional y conservador que todos tenemos en nuestro interior, que gusta de tomar decisiones seguras y reflexivas, en base a datos conocidos, se siente incomodo. Siente que lo empujan fuera de su zona confort.
Esto es porque relacionamos seguir nuestra intuición con tomar decisiones en base a una tirada de dados. En bastantes ocasiones acertaremos, quizás otras fallemos, pero la intuición es todo menos azar.
Emoción e impulsividad.
Cuando uno toma una decisión de forma intuitiva, por definición no lo hace de manera reflexiva, y por tanto estamos tomando esa decisión sin disponer de todos los datos necesarios, o bien movidos por una necesidad interior.
Es decir, cuando tomas una decisión de forma intuitiva, la estás tomando con el corazón más que con la razón.
Pensamiento creativo.
Cuando trabajamos mediante el pensamiento intuitivo, estamos siendo imaginativos y por tanto trabajamos con mentalidad creativa.
Has dejado atrás esa gran cantidad de datos, y has decidido olvidarte de lo que los números te dicen, al menos en parte. Por tanto, no te queda otra que elucubrar e imaginar cual es la mejor manera de hacer las cosas.
Experiencias pasadas.
Todo lo que nos ha ido ocurriendo a lo largo de nuestras vidas se va almacenando en nuestra mente, como si fuera una biblioteca inmensa de experiencias, sensaciones y conocimientos, algunos conscientes y otros subconscientes.
Nuestro cerebro funciona como un ordenador que calcula probabilidades, y todas esas experiencias le proporcionan miles de piezas de información, más o menos útiles, dependiendo de la situación y circunstancias.
El valor de la intuición.
Puede que a veces fallemos en nuestras apreciaciones, pero la realidad es que en la mayoría de las ocasiones nuestra intuición nos proporciona una solución factible al problema.
Es cierto que quizás no sea la solución más eficaz y eficiente, sobre todo si es la primera vez que te enfrentas a un problema concreto, pero es una solución al fin y al cabo.
Sin embargo, la intuición te puede proporcionar ciertas ventajas a la hora de tomar decisiones, y liderar tu equipo. Ventajas difíciles de obviar, y que en determinadas situaciones pesan más que las ventajas que nos proporciona el pensamiento reflexivo.
Esto no significa que sea mejor tomar decisiones en base a la intuición que en base a la reflexión, sino que es otra forma distinta, pero igualmente útil y válida en muchas ocasiones, aunque en esto se encierra un peligro, y es que si somos personas con muchos prejuicios y escasas experiencias vitales, nos veremos condicionados a nuestra estrechez de miras.
Toma rápida de decisión.
Es muy probable que el pensamiento intuitivo sea una de las ventajas evolutivas que ayudo al ser humano a sobrevivir, ya que era necesario tomar decisiones, o resolver problemas complejos, en cuestión de segundos.
Tomar decisiones rápidamente, en momentos de gran complejidad y trascendencia, en los que carecemos de toda la información que desearíamos, es una de esas situaciones en las que el pensamiento intuitivo nos va a sacar de muchos apuros.
Seguridad y satisfacción.
Puede que con posterioridad comiences a dudar sobre el valor de la decisión tomada, y si esta termina siendo errónea te sentirás mal durante un tiempo. Es normal, es la forma en que asimilas la experiencia, asume tu error y continúa.
Si la decisión la hubieras tomado de manera reflexiva te sentirías igual de mal, pero tendrías unos datos en los que basar tu error, y esto te hace sentir mejor. Simplemente te hace sentir que de alguna manera hiciste lo que debías.
Si la decisión fue la adecuada a la situación, sentirás una gran satisfacción, ya que al utilizar el pensamiento intuitivo estás tirando de emociones, sensaciones, experiencias, etc., por tanto vas a tomar la decisión en base a lo que realmente consideras que es correcto.
A falta de pan…
Cuando te enfrentas a un problema del que desconoces un tanto por ciento muy grande de información, y tienes que tomar una decisión, no te queda más remedio que hacer lo que crees que es mejor. De hecho, no creo que sea la primera vez, ni será la última.
Ante un problema, tus seguidores espera que te pronuncies, esperan que tomes las decisiones que los llevarán a alcanzar los objetivos marcados. Entra dentro de los gajes del oficio de líder el tomar esas decisiones, proporcionando a su gente la motivación, y la ilusión necesaria.
Lo más importante es tomar esa decisión en la creencia de que haces lo mejor, y lo correcto.
En cualquier caso, tomar una decisión, por mala que sea, es mejor que no hacer nada.
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