Todo aquel con responsabilidades de liderazgo debería tener claro que hacerse imprescindible, o apropiarse del liderazgo, es algo que va a repercutir muy negativamente en su personal y en su rendimiento.
El líder debe promover el desarrollo de las capacidades de su equipo, entre ellas la de ejercer el liderazgo sobre sí mismos y sobre los cometidos que les son propios.
Es decir, una de las principales funciones de todo líder es plantar la semilla para facilitar el nacimiento, así como el posterior desarrollo, de nuevas figuras de liderazgo entre su personal.
Es bueno que piensen y cuestionen.
Hay quien puede pensar que resulta más cómodo ejercer el liderazgo desde una posición dominante, sin posibilidad de réplica ni de que nuestras instrucciones sean cuestionadas por el resto del equipo.
Sin embargo, si reflexionamos un poco nos daremos cuenta que, de esa manera, estaremos desaprovechando toda la experiencia y los conocimientos de que disponemos.
Negarnos a escuchar las opiniones de quienes forman nuestro equipo, o a ver sus puntos de vista, sólo nos lleva a la más absoluta de las ignorancias sobre la realidad que nos rodea. Incluso siendo egoístas hemos de reconocer que así nos perjudicamos a nosotros mismos.
Si mantenemos una actitud poco receptiva a las críticas y al desarrollo de la personalidad de quienes nos rodean, no nos estamos haciendo ningún favor.
Promover la iniciativa y la responsabilidad.
Cuando llegan los momentos difíciles, sólo quienes emprenden acciones arriesgadas para alcanzar los objetivos propuestos asumen la posibilidad de fracaso.
Si coartamos la capacidad de decisión y reacción de nuestro personal, sólo conseguiremos que estos se conviertan en ejecutores de las órdenes recibidas, limitándose a hacer lo estrictamente necesario para cumplir con sus funciones.
Por el contrario, si les damos la iniciativa suficiente, de forma que se conviertan en verdaderos conductores de proyectos, y en los responsables de alcanzar los objetivos marcados, harán suyo ese trabajo y superar los retos pasaran a ser parte de sus expectativas personales.
Motivar suficientemente a nuestro personal, y proporcionarles libertad de acción y capacidad de ejecución, es la mejor manera de aumentar su rendimiento.
El hambre agudiza el ingenio.
Evidentemente, a todos nos gustaría disponer de todos los recursos del mundo a la hora de dar solución a un problema, o de iniciar un proyecto, pero lamentablemente esto rara vez es posible.
Lo más habitual es que tampoco nosotros dispongamos de los recursos necesarios para avanzar en todos los proyectos al mismo tiempo y la velocidad que nos gustaría, por lo que habremos de ir priorizando la asignación de los recursos a cada equipo.
No obstante considero que esta carencia parcial de recursos es hasta cierto punto positiva, de tener todo lo que deseáramos, sin tener que enfrentarnos nunca a ninguna dificultad, llegaría el momento en que nos acomodaríamos con esa situación, y nos volveríamos perezosos.
Hemos de tener en cuenta que, en muchos casos, de la necesidad surge la creatividad. Tan malo como no disponer de recursos, es tener acceso ilimitado.
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