Las personas preferimos socializar con personas que tengan pensamientos parecidos a los nuestros y tendemos a evitar el conflicto. Quizás este sea un impulso que debamos esforzarnos por evitar si pretendemos avanzar como líderes.
Saliéndome un poco de la norma, os he traído un vídeo de Margaret Heffernan de unos 13 minutos. Sé que es un poco largo pero te aseguro que escucharla merece la pena.
En este vídeo, Margaret no habla de una historia de éxito y emprendimiento, de una investigadora en los años 50, a pesar de las muchas dificultades que se encontró por el camino.
Termina esa primera historia hablando sobre una situación de conflicto entre la investigadora y un colaborador que trabajaba con ella, cuyo objetivo era demostrar que estaba equivocada.
Aquí es donde comienza la segunda parte de su charla, y la que personalmente encuentro más interesante.
Margaret nos apunta a lo difícil que nos resulta a la mayoría manejar una situación de conflicto, y lo beneficioso que puede resultar saber gestionar escenarios de conflicto en muchas vertientes, entre otras reforzar nuestra figura de liderazgo.
Los comienzos nunca son fáciles.
Al igual que Alice Stewart, estoy seguro que muchas personas sienten el impulso y la necesidad de hacer algo más allá de lo que ahora está haciendo, aunque no se atreven a dar el paso que los pondría en marcha.
Aquellos que se atreven, después de un periodo más o menos corto parecido a una luna de miel, terminan descubriendo que el proyecto al que pretenden enfrentarse les plantea más problemas y dificultades, de los que ellos se pensaban.
Por otra parte, la mayoría de las veces cuando nos lanzamos a la aventura, lo hacemos llenos de pasión y optimismo, y o bien no somos conscientes de los problemas que nos vamos a encontrar, o no queremos verlo.
De repente, en un instante se hace la luz y nos damos cuenta de que ese trabajo tan estupendo también nos puede hacer pasar malos ratos, o que hemos de esforzarnos más de lo que creíamos para conseguir nuestra meta.
Aunque al principio todo es pasión y emoción, con el tiempo comenzarán a aparecer dificultades y problemas. La única manera de llegar a tener éxito en algo, o de convertirnos en expertos o virtuosos, es a través de la practica continuada y del trabajo duro, aprendiendo de los errores que vayamos cometiendo o de los de los demás.
¿Que puedes hacer?
A veces aquí es donde es probable que encuentres la primera dificultad ¿Qué es lo que puedes hacer, o a qué te puedes dedicar? ¿Serás lo suficientemente bueno haciéndolo? ¿Merecerá la pena? ¿Tendrás el tiempo y la capacidad necesaria para formarte, y llegar a ser bueno?
Buscarás respuesta a una serie de cuestiones que atacarán tu voluntad, y digo que atacarán porque lo más probable es que no le encuentres una respuesta adecuada a muchas de ellas, lo que podría llegar a hacer que te plantearas rendirte.
Es normal y lógico, sientes respeto por lo desconocido y quieres estar seguro de lo que vas a hacer, iniciar un nuevo proyecto implica salir de la zona de confort y eso cuesta.
Nadie te conoce.
Al principio es más que probable que tengas que luchar contra viento y marea para que tus sueños salgan adelante, vas a tener que exprimir al máximo todos los recursos de los que puedas disponer, ya que estos van a ser escasos.
Aunque tu meta sea conseguir la paz en el mundo, o erradicar todas las enfermedades, has de tener en cuenta que nadie te conoce, por lo que no es de esperar que obtengas el apoyo de una gran cantidad de personas.
También es muy posible que no tengas ni idea de lo que debes hacer, o quizás no tengas muy clara la forma de hacerlo, los comienzos son así. Por suerte para ti, lo normal es que durante un tiempo se tenga en cuenta tu escasa experiencia, no obstante no debes dormirte en los laureles.
Desafía lo establecido.
Nadie, es incuestionable ni irrefutable, por lo que no has de temer desafiar lo establecido por otros con mayor experiencia que tú. Puede que te equivoques, o puede que descubras que tenías razón. En cualquier caso habrás aprendido algo nuevo, y habrás avanzado y mejorado.
Aunque has de asumir que si desafías la tendencia actual, lo más probable es que inicialmente nadie te haga mucho caso. A las personas no nos gusta que nos digan que estábamos haciendo mal desde siempre.
Tampoco se trata que vayas desafiando todo lo que te encentres en tu camino, si no de dar tu punto de vista, motivándolo debidamente y sin miedo.
Quién sabe, a lo mejor resulta que era lo que todo el mundo esperaba de ti. Eso sí, ten en cuenta que, como toda situación de cambio o conflicto, se producirá una resistencia a su implantación.
Conflicto y liderazgo.
Lo normal es tratar de evitar los conflictos, especialmente si enfrentarnos a ello nos puede suponer un problema a corto plazo, aunque a largo plazo suponga algo positivo.
Difícilmente vas a solucionar las diferencias de opinión con otras personas si evitas el conflicto que ello supone. Lo más probable es que con el paso del tiempo, esa relación se vaya enrareciendo ya que ese conflicto no solucionado crea rencor y resentimiento.
Vamos a ver lo que puede aportarnos el saber gestionar de forma adecuada las situaciones de conflicto, y como en muchas ocasiones nos va a ofrecer una serie de beneficios que difícilmente podremos obviar.
El conflicto como fuente de motivación.
Al igual que le pasaba a Alice Stewart, el conflicto nos puede suponer un aliciente a la hora de motivarnos a hacer las cosas, o puede servir para darnos la confianza que nos faltaba.
Recuerdo de mis años en el ejército que, cuando un superior nos decía que no íbamos a ser capaces de hacer algo, cuando se mostraba receloso de nuestra capacidad de hacer algo, apretábamos los dientes, y nos esforzábamos por demostrarle que estaba equivocado.
Puede parecer absurdo, pero cualquiera que haya prestado servicio en alguna Unidad militar como recluta sabe que esto es así, lo único que te quedaba era «fastidiar» a tu jefe demostrándole que estaba equivocado contigo. Es evidente que eso era lo que él esperaba que ocurriera claro.
El conflicto como forma de validación.
La replicabilidad de los experimentos es una de las formas de demostrar algo en la ciencia experimental. El objetivo de las personas que van replicar tu experimento, o que van a intentar seguir tus pasos, puede ser doble.
Por una parte habrá quien realmente espera conseguir los mismos resultados que tú, y de esta manera ayudarte a demostrar que estabas en lo cierto.
Habrá otras personas que someterán tu experiencia a las peores condiciones posibles, con el fin de encontrar algún error en tu manera de hacer las cosas, en la creencia de que algo está mal.
Ambas personas son necesarias, ya que si no el mundo no avanzaría, y si tú te has atrevido a disentir, respecto a la postura de otras personas con más experiencia que tú, te acabas de poner en la piel del segundo tipo.
El conflicto como germen de creatividad.
Es difícil ser innovador y creativo si todos tuviéramos los mismos pensamientos, y estuviésemos siempre de acuerdo. Imaginas un equipo de trabajo donde todo el mundo pensase igual?
Un buen equipo se sentará alrededor de una mesa, y discutirán activamente sobre aquello que les plantee dudas. El resultado de este conflicto será un mejor servicio, donde se hayan tenido en cuenta todos los puntos de vista posibles.
Las piezas que forman un piano son distintas, de hecho, si todas las piezas fueran exactamente iguales no sería posible juntarlas para formar un piano.
Todas estas piezas, totalmente distintas unas a otras, al ser ensambladas de manera adecuada, al ser tocadas siguiendo unas instrucciones claras y concisas, en forma de partitura, son capaces de hacer algo que, individualmente les sería imposible.
Un equipo con diversidad de opiniones y talentos, bien cohesionado y liderado es una de las mejores herramientas de la que puedes disponer.
Del miedo al conflicto, al liderazgo.
La mayoría de las personas temen el conflicto, no les apetece la idea de tener que enfrentarse a otras personas para hacer valer su postura sobre algo, ni les atrae la idea de ser tachados de problemáticos en la organización.
Piensan que el conflicto puede hacerles que perder su estatus dentro del grupo, e incluso puede creer que a nadie más le importa lo que ocurre, y que si dicen algo pueden quedarse solos.
También es muy habitual creer que las cosas se hacen de una determinada manera porque, ese persona con más experiencia, sabe algo que tú desconoces, y claro, abrir la boca te haría quedar como un idiota.
La buena noticia para ti es que la mayoría de las personas que tienes a tu alrededor también verán cosas que no les gustan, y al igual que tu tienen miedo de decir nada, exactamente por los mismos motivos.
Hay que tener coraje para discrepar en aquello en lo que realmente no creemos, como diría Aristóteles «Todas las personas deberían esforzarse por seguir lo que es correcto, y no lo que está establecido».
Un buen líder debe ser hábil gestionando las situaciones de conflicto, y si eres capaz de manejarlas adecuadamente, conseguirás que tus seguidores acudan a ti para que les ayudes a resolver algunos problemas, y eso significa que avanzas en la dirección correcta para convertirte en un líder mejor.
La verdad no te hará libre.
Justo al final de su intervención, Margaret hace alusión al hecho de que «…la verdad no nos liberará hasta que desarrollemos las habilidades, el habito, el talento y el coraje moral para utilizarla».
Sé sincero y recapacita un poco sobre las veces que por evitar el conflicto, o ir contracorriente, preferiste callar lo que pensabas, o decir lo que todo el mundo esperaba oír.
Ocurre incluso en los juegos de mesa ¿a que sí?
Conocías la respuesta correcta, pero todas las personas de tu equipo pensaban que era otra distinta y sucumbiste a la presión del grupo, optando por la respuesta incorrecta en vez de mantenerte firme y liderar.
Motivos para esto puede haber cientos, lo más normal será que el grupo ejerza presión sobre tus decisiones, que prefieras evitar esa verdad que te resulta tan incómoda, o algo tan simple como que es algo nuevo y desconocido para ti, y te resistes a cambiar.
Por eso, si quieres que la verdad te haga libre, es necesario que te atrevas a ver y escuchar, a hablar y opinar, y si fuera necesario discrepar y desafiar lo establecido.
Quieres tener acceso al centro de recursos gratuitos?
Suscríbete, accede y descarga contenidos exclusivos para suscriptores.
Tu privacidad me importa. Nunca compartiré tus datos con nadie - 100% Libre de Spam
Deja un comentario