No existe el estilo de liderazgo “definitivo”. El estilo de liderazgo es una herramienta en manos del líder, y cada herramienta tiene una utilidad concreta.
Esta frase de Mark Twain viene que ni pintada a la hora de entender por qué es necesario desarrollar tu liderazgo.
De por qué has de ampliar tu “catálogo” de herramientas como líder.
Una verdad sobre los estilos de liderazgo.
Si te has suscrito y descargado el cuestionario del modelo del grid gerencial habrás visto que te digo que no hay respuestas correctas o incorrectas.
No te asustes por el resultado. Dicho cuestionario tan sólo te muestra cual es tu estilo dominante. El estilo más acorde a tu forma de ser.
Ante la pregunta ¿Cuál es el mejor estilo de liderazgo? La respuesta es sencilla pero complicada a la vez. Ninguno y todos a la vez.
Cada uno de los distintos estilos de liderazgo es una herramienta con la que afrontar una situación o contexto concretos.
El mundo evoluciona, el estilo de liderazgo también.
Distintos modelos de liderazgo han ido evolucionando a lo largo de los años.
Si te fijas bien hay varios momentos de inflexión.
Uno de estos puntos cruciales fue cuando se desterró la idea de que los líderes estaban caracterizados por un único estilo de liderazgo.
Un estilo casi inalterable.
No es correcto.
Lo habitual es que el líder amolde su estilo de liderazgo al contexto en que se mueve. Todo influye en el estilo de liderazgo a adoptar:
- La tarea.
- Los subordinados.
- La organización.
- La situación ambiental.
- Etc.
Esto no es exclusivo de las teorías de liderazgo situacional.
Es algo que se ha asumido en prácticamente todas las teorías de liderazgo posteriores.
Además, volviendo al principio del artículo, voy a decirte un secreto que muy probablemente ya sabrás.
Es muy poco probable que tu estilo de liderazgo sea totalmente autoritario, liberal o demócrata.
Lo más probablemente es que tu estilo de liderazgo sea una mezcla de diversos estilos “puros”.
¿De que color tienes los ojos?
A las personas nos gusta etiquetar y clasificar las cosas. Y además somos dados a generalizar.
Te voy a poner un ejemplo muy sencillo. El color de los ojos.
Es aceptado que los ojos son de color azul, verde o marrón.
Evidentemente no todos los ojos azules son del mismo azul.
Normalmente tendrá distintas tonalidades en distintas zonas del iris.
Es más, incluso tendrán zonas o motas marrones o verdes.
Con el resto de color de ojos, verde o marrón, pasa exactamente lo mismo.
Además, si el ojo sufre un pequeño traumatismo pueden producirse manchas en el iris.
Y aun hay más.
Sabías que el color de los ojos varía ligeramente en función de lo dilatada que esté la pupila.
Color de ojos = Estilo de liderazgo.
Al igual que el color de los ojos, la gran mayoría de las personas no exhibimos un estilo de liderazgo concreto, único e inamovible.
No.
No existe un color de tus ojos puro y perfecto. Es variado y cambia, y eso es bueno.
Tus ojos son únicos y diferentes a todos los demás.
Con tu estilo de liderazgo pasa lo mismo.
Tu estilo de liderazgo es muy probablemente una mezcla de los estilos que se exponen en diferentes teorías de liderazgo.
Además, tu estilo cambia con las circunstancias y vicisitudes que te rodean y que de alguna forma te van moldeando como persona y como líder.
Tu estilo va evolucionando con el paso de los años y las experiencias vividas.
Líder monoestilo = buscador de clavos.
Cuando te hablo de buscar clavos es más que probable que acudan a tu mente imágenes del típico jefe autoritario.
Esto no tiene porque ser así.
Lo mismo da que tu preocupación se encuentre totalmente enfocada hacia la tarea o hacia las personas.
Debes ampliar tu catálogo de herramientas como líder.
Da igual que en el cuestionario hayas obtenido una puntuación “perfecta” y se te haya hinchado el pecho como a un palomo al ver que tu estilo de liderazgo es el “ideal”.
A estas alturas ya debes de saber que no existe un estilo de liderazgo “definitivo”.
Los estilos de liderazgo no dejan de ser herramientas, y cada herramienta tiene una utilidad en un momento y situación concretos.
Es evidente que a la hora de afrontar una emergencia grave, una situación de crisis inmediata, has de tomar decisiones de forma casi inmediata y ser resolutivo.
No podrás motivar a tu equipo explicando a todos cada decisión o te pillará el toro.
Para eso se hacen simulacros, protocolos de actuación y planes de emergencia.
No pasa nada por adoptar un estilo un poco más “directivo” o “autoritario” durante esos momentos.
Lo normal es que tu equipo lo entienda y lo acepte.
Cuando se haya reconducido la situación y la emergencia esté “estabilizada” habrá tiempo para formar un grupo de trabajo que te asesore o al que consultar.
Ese será otro momento. Otro contexto con otras circunstancias concretas.
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