Algunas frases de liderazgo tienen más miga que otras. En mi opinión, esta es una de esas frases que podrían convertirse en ley, y pueden aplicarse casi a cualquier cosa.
Henry Ford.
La gran mayoría de las personas terminan abandonando sus proyectos por el motivo que sea, impaciencia, cansancio o simplemente por aburrimiento. De hecho, en algunas ocasiones, para avanzar y triunfar tan solo hay que esperar a que el resto vaya abandonando.
Sin embargo, por norma general, quien aspire a ser un buen líder, o cualquiera que desee tener éxito, debe ser constante y persistente.
Renunciar a renunciar.
Como líder no puedes rendirte al primer contratiempo que se presente ante ti. Has de estar preparado para liderar cuanto todo a tu alrededor parezca derrumbarse.
Eso no significa que no puedas plantearte una retirada a tiempo, para situarte en una posición que resulte más ventajosa para tu equipo y tu proyecto. Una retirada digna no significa que te hayan derrotado, o que te hayas dado por vencido.
El liderazgo es un viaje.
Puedes detenerte para descansar, montar un campamento que te ofrezca algo de comodidad, y permanecer un tiempo ahí recuperando la motivación y fuerzas. Puedes acelerar, o aminorar la marcha, dependiendo de tu estado físico o anímico.
Incluso puedes dar media vuelta, si descubres que has tomado una senda equivocada, y buscar el lugar en el que perdiste el rumbo que te ha de llevar a tu destino, para una vez localizado retomarlo.
En el camino del líder, igual que el camino al éxito, simplemente has de renunciar a renunciar.
Fracasar puede, renunciar nunca.
Has de tener presente que cualquiera de nosotros puede tener que enfrentarse al fracaso, de hecho es seguro que todos vamos a fracasar antes o después. No hay nada malo en esto.
Es más, me atrevería a decir que si no fracasásemos nunca jamás nos convertiríamos en buenos líderes. Es fácil ser un líder competente cuando todo marcha bien.
Los buenos líderes se forjan dirigiendo a sus equipos en tiempos de dificultad, llegados a este punto se puede triunfar, o incluso podemos fracasar, pero habremos actuado tal y como nuestro equipo espera que debe actuar un líder. Por tanto habremos avanzado en nuestro viaje.
En todos los viajes hay obstáculos.
Si te tropiezas con una piedra, levántate, cura tus heridas, y cuando estés en condiciones, continúa con tu viaje.
Cuando sientas que no te quedan fuerzas, que antes o después te cansarás, descansa y retoma el camino mañana.
Por muy largo que sea el camino, si te muestras decidido a alcanzar tu meta, ten por seguro que lo conseguirás. Será más rápido o más lento, quizás solo puedas dar un paso al día, pero ese paso te acercará un poco más a tu meta.
Sigue así por mucho tiempo, y antes o después llegarás a tu destino.
Aunque, llegados a ese punto, quizás ya hayas descubierto que el camino al liderazgo, al igual que el camino al éxito, es un viaje continuo.
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